Aisbel llegó a pensar que no tenía derecho a vivir por ser un lobo que fue creado fuera de la gracia de Dios para ser aniquilado y pateado por los que él llamaba siervos hasta que conoció a Samuel, el hombre que cambio todo su mundo. El hombre al que nunca supo cómo llamar pero que sin embargo lo impulsó a retomar sus viajes una vez más cuando creyó que ya había encontrado su lugar. Decidido a encontrarlo Aisbel recorrió el planeta de punta a punta cuando este desapareció de su vida después de haberle dado todo para dejarlo sin nada persiguiendo su sombra. O tal vez era a un fantasma creado por su propia ilusión de volver a tener un compañero lo que realmente había perseguido hasta ahí, hasta esa ciudad en medio del infierno, oscura con sus tinieblas y sus noches sin luna llena.
Lincántropo
Aisbel siente que ha nacido en un mundo desbastado, corrupto y avaro que niega su existencia, encontrándola aberrante al considerarlo tan solo un vil animal salvaje cuando los mayores depredadores son ellos, la misma raza humana que lo ha
apartado y temido incluso por siglos en los que también le han dado caza, presos de esa
incertidumbre que llaman miedo ante lo desconocido haciendo de él el último de
su especie o al menos eso pensaba antes
de haber viajado a recónditos lugares buscando antepasados o descendientes. Su
camino no fue fácil, las piedras del camino lastimaron su corazón sumergiéndolo
cada vez más en la miseria de su soledad cuando esperanzado los llamaba sin
suerte cada en cada luna envuelto en su aullido de desesperación para
encontrarse nuevamente solo en los bosques, en las ciudades tornándose todo a
su alrededor s en oscura soledad, rabia y odio, no
solo contra sí mismo, sino también contra aquellos seres terroríficos que creía que le habían arrebatado todo
haciéndole tener solo un deseo que parecía tan lejano y desierto como el
recorrido que transitaba al lugar que
con anhelo esperaba, el sendero de abismo que lo llevaría a la muerte.
Aisbel llegó a pensar que no tenía derecho a vivir por ser un lobo que fue creado fuera de la gracia de Dios para ser aniquilado y pateado por los que él llamaba siervos hasta que conoció a Samuel, el hombre que cambio todo su mundo. El hombre al que nunca supo cómo llamar pero que sin embargo lo impulsó a retomar sus viajes una vez más cuando creyó que ya había encontrado su lugar. Decidido a encontrarlo Aisbel recorrió el planeta de punta a punta cuando este desapareció de su vida después de haberle dado todo para dejarlo sin nada persiguiendo su sombra. O tal vez era a un fantasma creado por su propia ilusión de volver a tener un compañero lo que realmente había perseguido hasta ahí, hasta esa ciudad en medio del infierno, oscura con sus tinieblas y sus noches sin luna llena.
Aisbel llegó a pensar que no tenía derecho a vivir por ser un lobo que fue creado fuera de la gracia de Dios para ser aniquilado y pateado por los que él llamaba siervos hasta que conoció a Samuel, el hombre que cambio todo su mundo. El hombre al que nunca supo cómo llamar pero que sin embargo lo impulsó a retomar sus viajes una vez más cuando creyó que ya había encontrado su lugar. Decidido a encontrarlo Aisbel recorrió el planeta de punta a punta cuando este desapareció de su vida después de haberle dado todo para dejarlo sin nada persiguiendo su sombra. O tal vez era a un fantasma creado por su propia ilusión de volver a tener un compañero lo que realmente había perseguido hasta ahí, hasta esa ciudad en medio del infierno, oscura con sus tinieblas y sus noches sin luna llena.
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